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Foto del escritorMayra Gabriel

Miriam Ayala

Ayer, 28 de diciembre, estando fuera de Guatemala, recibí la triste noticia de que un gran ser, una gran mujer, una extraordinaria madre, una magnífica cocinera, una gran compañía en las buenas y en las pruebas de mi vida, se me adelantó.

Su luz se apagó... el dolor y la tristeza tan grandes que siento, no se deben a su partida; ni es, por saber en la paz que ella tiene ahora o porque finalmente ya está sana totalmente; es porque físicamente ya no estará conmigo compartiendo, apoyándome ni acompañándome.

El dolor y la tristeza se deben a no haber podido acompañarla, a no haber estado junto a ella en su enfermedad, porque no conocía la gravedad por la que pasó los últimos meses. Se deben a no haber sabido los malos días que física y emocionalmente estaba viviendo; porque no pude tenderle la mano en todo sentido, para cancelar todos esos gastos y medicinas que "algunos profesionales" (Eventos Católicos por ejemplo) cobran sin necesidad o en balde, y se aprovechan de los que tienen o no tienen.

No estoy triste por su partida, estoy triste porque ella siempre me apoyó y me dio, me limpió, me dio de comer, me protegió y me escuchó… y yo no pude estar cerca. ¡¡Tengo muchas lágrimas de impotencia!! Tengo muchas lágrimas de tristeza.

Agradezco haber podido venir a tiempo y despedirme de su cuerpo; haber podido compartir y abrazar con cariño, junto a Santiago y la Monish, a cada uno de sus seis hijos y nietos, de paso, uno de ellos lleva el nombre de mi hijo Giancarlo en su memoria. ¡¡Muchos años nos unieron!!

Hasta pronto, Miriam Ayala… sé que está en paz y gozando sin ningún tipo de problema físico. Estoy segura de que la gran fiesta de bienvenida que le han de haber preparado en su entrada a nuestra Casa Celestial, ha de estar siendo a todo dar, como usted se lo merece. Se graduó de esta vida terrenal con honores.

Sé que todo pasa como tiene que pasar. Pero tengo un dolor muy profundo por no haber podido estar cerca de usted, no lo supe tampoco. Gracias de verdad, mil gracias por TODO… ¡¡siempre será parte de mi vida!! Sus hijos serán más parte de mí ahora, especialmente el Nico.


Hasta pronto, Miriam, un beso fuerte a la eternidad.

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